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Existe en el planeta Tierra un banco de datos ancestral de sabiduría superior. Este banco de datos se guardó aquí hace muchísimo tiempo, cuando se empezaba a desarrollar vida en la Tierra. Como seres humanos encarnados, estos patrones ancestrales constituyen nuestro patrimonio divino. Sin embargo hasta el día de hoy, se nos han negado. A medida que este enorme experimento de la consciencia se ha ido desarrollando en la Tierra, aquellos que deseaban controlar el planeta también ganaron control sobre estos patrones, limitaron su acceso y los utilizaron para sus propios fines.
Pero ¡se acabó!
No estoy segura dónde se guardaron los patrones ancestrales desde el principio de los tiempos. La primera vez que di con ellos fue en mi viaje a Perú en el 2005 —un tesoro ancestral oculto, compuesto por unas estructuras similares a las de los copos de nieve, cada patrón vibrando con una energía diferente— en lo más profundo de la cadena montañosa tropical que acoge a Machu Picchu. Me pidieron que los cambiara de lugar. Trabajé con un equipo de mujeres y juntas movimos los patrones desde Machu Picchu hasta la Caldera, al norte de Los Álamos, Nuevo México.
Durante seis años han permanecido en la Caldera. Siempre que viajaba a Nuevo México conducía por las mesas de Los Álamos hasta llegar a la Caldera a unos 3.355 metros de altura para revisar los patrones. En dos ocasiones me encontré con problemas: alguien intentaba controlarlos o distorsionar sus energías. En ambas ocasiones me encargué de despejar sus energías. Nunca supe exactamente para qué servían, sólo supe que eran benéficos, que servirían para la humanidad y la ascensión, y que había que mantenerlos a salvo.
La semana pasada recibí instrucciones para volver a hacer la peregrinación, esta vez con un propósito distinto. Subí a la Caldera después del anochecer y cuando me senté a meditar recibí 90 patrones. 86 de estos patrones produjeron pequeñas réplicas que volaron hacia el interior de mi cuerpo sutil en rápidas sucesiones. Hubo otros 3 patrones más grandes —alineados con el chakra del corazón, el chakra de la sabiduría y el chakra del poder— que también se trasladaron hasta mi interior. Y el último —la madre de todos los demás, el patrón del majestuoso diseño total de la vida sobre la Tierra— se clonó a sí mismo al emitir un pequeño rayo de luz, una chispa lumínica, que ingresó en mi chakra del corazón. Estuve meditando sobre esa Chispa Divina la semana pasada, y las meditaciones han provocado que la toda configuración de la sabiduría ancestral comenzara a activarse.
No tengo idea cuál será el resultado final de la activación o qué sucederá una vez que los patrones se hayan liberado al mundo; sólo sé que ahora tengo que ponerlos a disposición de la gente.
¿Estás dispuesto a reclamar aquello que es tu Derecho Divino como humano? ¿Te gustaría hacer de conejillo de indias en este experimento?